lunes, 15 de diciembre de 2008

Háblame de ti

DESEO DESCUBRIRME y no sé por dónde empezar...

SI HAGO CASO DE MI SENSIBILIDAD podré saber mucho más sobre mí...

RECUPERAR LOS RECUERDOS MÁS OCULTOS me ayudará a comprenderme...

LA VOZ DE LOS DEMÁS puede abirme puertas para seguir adelante...

lunes, 24 de noviembre de 2008

El hombre más salvaje, más fantástico y más extraño aún vivo


Su madre fue partidaria de los parlamentarios en el curso de la primera revolución inglesa e inclinada a un cierto puritanismo; su padre, Henry Wilmot, realista de origen angloirlandés y notorio alcohólico, había sido nombrado Conde de Rochester en 1652 como recompensa a sus servicios militares a Carlos II de Inglaterra durante el exilio de este a causa de Oliver Cromwell. El hijo se matriculó a los 12 años en el Wadham College de Oxford, donde dos años después recibió el grado de Maestro en Artes gracias a su tío Edward Hyde, Conde de Clarendon y canciller de la escuela; viajó después extensamente por Francia e Italia. En 1667 se casó con la rica heredera Elizabeth Malet, de la que tuvo seis hijos, aunque tuvo numerosas y numerosos amantes, entre ellas la actriz Elizabeth Barry. Discípulo nihilista de Thomas Hobbes y de libertinos franceses como Théophile de Viau o Claude Le Petit, seguidores modernos de Epicuro, llevó una vida de aventuras galantes con uno u otro sexo en la senda de un hedonismo descreído, como un Conde de Villamediana. Amigo del rey Carlos II de Inglaterra, coronó de laurel a su mono para significar la tonta vanidad humana. Escribió que sus únicos principios eran "el violento amor por el placer" y su "buena disposición para el gozo extravagante".

Cantó a la Nada:
"Después de la muerte, nada; y nada es la muerte"
y a la sensualidad:
"Que me den salud, riqueza, vino y alegría / y si el revoltoso amor os asedia / conozco a un hermoso paje / que al caso es mejor que cuarenta fregonas".

Murió de sífilis, alcoholismo y depresión, pero sólo (y según sus biógrafos piadosos) aceptó a un pastor en sus últimos momentos. Por eso dijo Horace Walpole que debía "estar quemándose en el Paraíso". Graham Greene escribió su biografía, Lord Rochester's monkey (El mono del conde de Rochester), publicada en 1974, en inglés. Su importante poesía, que sólo fue publicada tras su muerte, aunque tuvo bastante difusión manuscrita, aún no ha sido traducida al castellano. Bern Dietz ha dedicado a este escritor un estudio en castellano. Se le atribuye el primer opúsculo pornográfico de la literatura inglesa, Sodom, or the Quintessence of Debauchery, redactado a mediados de 1670, pero publicado, perseguido por obscenidad y quemado también tras su muerte. El libro se centra en la decisión hecha por un lujurioso rey de "establecer la libertad de la nación" permitiendo que la "sodomía" fuera usada "en todo su territorio" y luego detalla las consecuencias calamitosas. Sólo se conoce un ejemplar de esta obra.

Como poeta se muestra seguidor del metafísico John Donne. Daniel Defoe le citaba a menudo y Voltaire apreciaba sus sátiras por la "energía y fuego" que contenían y tradujo algunas en francés. Goethe citó a veces a Rochester y William Hazlitt estimó el brillo diamantino de sus versos, y apercibió que «su desprecio por todo lo que los otros respetan tenía algo de sublime". Entre sus poemas de amor destacan Absent from thee I languish, The Platonic Lady, A Woman's Honour, An age in her Embraces passed, I cannot change as others do, To this moment a rebel, All my past life, Ancient person from whom I y Give me leave to rail at you. Entre los satíricos, The Imperfect Enjoyment, Quoth the Duchess, A Satyre on Charles II, A Satire against Mankind, Signior Dildo, By all Love's Soft, The Disabled Debauchee. también tradujo un fragmento de Séneca.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Amo locamente a esta mujer




Qué mujer más perfecta!!

jueves, 24 de julio de 2008

"Magnetismo", Guy de Maupassant (fragmento)

Todos ustedes han tenido sueños singulares, ¿verdad?, que los convierten en dueños de lo imposible, que les abren puertas infranqueables, alegrías inesperadas, brazos impenetrables.
¿Quién de nosotros, en estos sueños turbados, nerviosos, jadeantes, no ha tenido, abrazado, acariciado, poseído con una agudeza de sensaciones extraordinaria, a aquélla que ocupaba su imaginación? ¡Y habrán observado qué delicias sobrehumanas aportan la buena fortuna de estos sueños! ¡En qué locas embriagueces nos arrojan, con qué fogosos espasmos nos conducen, y qué ternura infinita, acariciante, penetrante, infunden en el corazón hacia aquella que se tiene, desfallecida y cálida, en esa ilusión adorable y brutal que parece una realidad!

domingo, 13 de julio de 2008

Aura

(...) te toma de la mano, se prende unos capullos de violeta al pelo suelto, te toma entre los brazos y canturrea esa melodía, ese vals que tú bailas con ella, prendido al susurro de su voz, girando al ritmo lentísimo, solemne, que ella te impone, ajeno a los movimientos ligeros de sus manos, que te desabotonan la camisa, te acarician el pecho, buscan tu espalda, se clavan en ella. También tú murmuras esa canción sin letra, esa melodía que surge naturalmente de tu garganta: giran los dos, cada vez más cerca del lecho; tú sofocas la canción murmurada con tus besos hambrientos sobre la boca de Aura, arrestas la danza con tus besos apresurados sobre los hombros, los pechos de Aura.

Tienes la bata vacía entre las manos. Aura, (...)

domingo, 22 de junio de 2008

Quisiera ser Mina


Nadie cruza océanos del tiempo por mí.

domingo, 11 de mayo de 2008

Presa del marqués

Lo veo a los ojos y puedo ver que me desea. Lo sé. Esa mirada libertina me dice que por su cabeza pasan muchos pensamientos obscenos y me encanta saber que soy yo quien los provoca.
Intento disimular pero no puedo. Lo que me sucede es muy fuerte. Él lo nota.
Se acerca lentamente y ya me pone nerviosa. Roza su mano con la mía y tiemblo.
No puedo decir nada. No voy a decir nada.
Sólo pienso entregarme a sus impulsos. Al fin y al cabo no hay nada de él que no desee.

sábado, 10 de mayo de 2008

El Marqués de Sade

Él es una de mis fantasías más frecuentes. Me fascina él, su historia, su pensamiento.

El auténtico Marqués de Sade nació el 2 de junio de 1740 en París, bajo el nombre Donatien-Alphonse-Francoise de Sade. Vivió durante uno de los periodos más tumultuosos de la historia francesa, cuando siglos de monarquía terminaron violentamente y el estado moderno nació. Hoy en día es mejor conocido por la palabra inglesa cuya creación inspiró: sadismo, que se refiere a los placeres sexuales derivados del dolor.

Pero el Marqués era mucho más que un investigador sexual. Fue un escritor perseguido a lo largo de toda su vida, un hombre que pasó casi 30 años en reclusión, principalmente por el crimen de escribir acerca del lado más siniestro de la lujuria y la carnalidad humana.

En 1772 fue sentenciado a muerte por crímenes sexuales y apenas logró escapar. Más tarde, se convirtió en revolucionario y nuevamente de manera milagrosa se salvó de la guillotina durante el Reinado del Terror, donde miles de personas fueron asesinadas por ser enemigos del gobierno. Liberado inmediatamente después de la exitosa revolución, sería nuevamente arrestado por publicar novelas eróticas. Desterrado por la administración de Napoleón, pasó la última década de su vida encerrado en un asilo de Charenton.

Aunque su vida ha sido convertida en un mito, su legado como defensor de los extremos permanece. Como Neil Schaeffer, biógrafo de Sade, indicó en el New York Times: "Sade le puso lo más bajo a la literatura...lo peor imaginable. Es bueno conocer al enemigo: conocer el resultado de la naturaleza humana es una muy buena señal de salud al final de este violento siglo".

Sade estaba lleno de las contradicciones más humanas. En su libro At Home With the Marquis de Sade, Francine Du Plessix Gray señala que los historiadores lo han llamado tanto "el héroe más lucido del pensamiento occidental", como "una combinación frenética y abominable de todos los crímenes y obscenidades". Que haya podido ser ambos al mismo tiempo lo hace un irresistible personaje de estudio.

Sus novelas más famosas incluyen Justine, Juliette, The 120 Days of Sodom, Aline and Valcour, Philosophy in the Boudoir y Crimes of Love. Los eruditos lo reconocen por su estilo confesional y picaresco que mezcla el horror y la obsesión sexual-y por ser el pionero de la idea que la auto-censura va en contra de la verdad de la naturaleza humana. A pesar de que "Letras prohibidas: la leyenda del Marqués de Sade" convierte en ficción los últimos días del Marqués de Sade, muchos de los elementos intrigantes de la historia están basados en hechos reales. Entre las verdades conocidas acerca del Marqués y su época se encuentran las siguientes:

Sade fue encerrado en la Cárcel Picpus durante los últimos días de la Revolución Francesa (junto a compañeros tales como Choderlos de Laclos, autor de Les Liaisons Dangereuses), donde presenció miles de muertes en la guillotina desde la ventana de su celda, incluyendo la decapitación de María Antonieta. Le escribió a un amigo: "Mi arresto ciudadano y la guillotina bajo mis ojos me hizo mil veces más daño que todo lo que la Bastilla imaginable pudo hacer."

La esposa de Sade, Renee Pelagie o la Marquesa de Sade, era una adinerada mujer de sociedad y persona devotamente religiosa que, sin embargo, alentó los talentos literarios de su esposo y luchó la mayor parte de su vida por su libertad. En alguna ocasión le escribió a Sade, cuando éste se encontraba recluido: "Entre más te amo, todo se torna más difícil". Lo apoyó mientras se encontraba en Charenton, muriendo en 1810, cuatro años antes que él.

A la edad de 61 años, después de un breve periodo de libertad, el Marqués de Sade fue arrestado por la infame fuerza policíaca de Napoleón Bonaparte a fin de prevenir que publicase su próxima novela, Juliette. Nunca fue juzgado: a cambio, para prevenir un escándalo público, fue encerrado en asilos hasta su muerte.

El Asilo Charenton era considerado una institución modelo en su época. Alguna vez un convento, el lugar había sido transformado por Francois Simonet De Coulmier, un ex-sacerdote, que se hizo cargo del mismo para crear un refugio dedicado al tratamiento de enfermos mentales con métodos humanos y progresivos, haciendo énfasis en los novedosos "tratamientos psicológicos". El verdadero Abad Coulmier era un jorobado de 1 mt. 20 cms. de altura.

El Abad Coulmier trabó amistad con el Marqués de Sade y le permitió supervisar el teatro de Charenton que, como forma de terapia, regularmente montaba obras protagonizadas por los enfermos, algunas de ellas escritas por el mismo Marqués-aunque siempre en un estilo más conservador que sus famosos escritos.

A principios del siglo XIX, los tratamientos acostumbrados para los enfermos mentales incluían inmersiones en baños de hielo, sangrados, camisas de fuerza y purgaciones. Muchos asilos albergaron no solamente a aquellos con enfermedades mentales, sino también a epilépticos, retrasados mentales, criminales y a otros que la sociedad había rechazado.

El Marqués de Sade vivió en una suite de dos recámaras en Charenton con vista al río Marne, que fue detalladamente amueblada y decorada con su propia colección de arte. Mantuvo una librería en su "celda" de más de 250 libros. Por estos privilegios, su familia pagaba al asilo 3000 libras al año.

Antoine Royer-Collard, un doctor conservador y moralista vinculado al régimen Napoleónico, llegó a Charenton en 1806. Indignado después de encontrar a Sade escribiendo manuscritos en su celda y sosteniendo discusiones literarias con otros pacientes, tomó medidas para que la policía hiciera un allanamiento, en el que gran parte de su trabajo fue confiscado y considerado como "una serie de obscenidades, blasfemias y malvadas atrocidades".

En sus memorias, Napoleón Bonaparte menciona que ha "hojeado el libro más abominable que una imaginación depravada pudo haber concebido, una novela que...provocó tal perturbación a la moral pública que su autor fue encarcelado".

En 1810, cuatro años antes de su muerte, Sade fue removido de su relativamente lujosa residencia y expulsado por el Ministerio del Interior de Napoleón por tener lápices, plumas, tinta o cualquier tipo de instrumento para escribir. La comisión carcelaria de Napoleón escribió en su reporte que Sade "exhorta el crimen en su discurso y en sus escritos" y "deberá de permanecer en detención y privado de toda comunicación". Sin embargo, el Abad Coulmier protestó y, eventualmente, la cuarentena del Marqués finalizó.

Se dice que Sade se enamoró en Charenton de una lavandera de 17 años de edad llamada Magdeleine Leclerc, de quien se conoce muy poco, sólo que regularmente lo visitaba en su alcoba y de que tomaba clases de lectura y escritura con él. Ella lo visitó por última vez una semana antes de que muriera, en cuyo momento Sade escribió en su diario que Magdeleine estuvo "dos horas y me dio mucho gusto".

El Marqués de Sade murió en Charenton el 3 de diciembre de 1814, debido a una insuficiencia respiratoria. Fue sepultado en el cementerio de Charenton a pesar de sus explícitas instrucciones de que no fuera así.

Los trabajos escritos del Marqués de Sade permanecieron prohibidos en Francia hasta los años 60's. Sus libros aún permanecen en listas de material de lectura que en la actualidad se encuentra prohibido.